Los viajes siguen siendo un punto de discordia durante la pandemia del COVID. Desde la política alemana se escucha que los viajes son uno de los principales impulsores de la pandemia y que deben restringirse o incluso prohibirse.
El reciente estudio del RKI, Instituto Robert Koch, refuta claramente esta afirmación relacionada con la llamada segunda ola que hubo tras las vacaciones del verano 2020. Dos o tres semanas después de las vacaciones, en muchos estados federales se detectó, durante los últimos siete días, un aumento en la tasa de incidencia acumulada.
Una mirada a los países de los que regresaban la mayoría de las personas infectadas, da la primera información sobre los motivos reales de los viajes
Entre estos países, Kosovo ocupa el primer lugar, seguido de Croacia, Turquía, Bosnia-Herzegovina y Rumania (Bulgaria en el octavo puesto). De Rumanía y Bulgaria proceden muchos de los trabajadores subcontratados en Alemania, así como Kosovo y Turquía son los países de origen de muchos de los inmigrantes en Alemania. Por otro lado, Francia y España, que ocupan el sexto y séptimo lugar de la lista, son destinos vacacionales clásicos.
Pero, ¿no se llevaron muchos casos a Alemania desde estos países durante un largo período de tiempo? Sí, afirma el RKI, pero señala que fue mucho más bajo que lo sugerido por las altas incidencias en los países vacacionales. La razón por la que el instituto sospecha, es plausible.
Contacto menos intensivo con la población local en viajes vacacionales clásicos
Al viajar a destinos frecuentes de vacaciones, hubo un contacto menos intenso con la población local y, consecuentemente, un menor riesgo de infección en comparación con las personas que viajaron a su país de origen para visitar a sus familias. Las pernoctaciones en hoteles, que a menudo estaban sujetas a normas de higiene, también contribuyeron a esto. Por tanto, se desprende del estudio que los viajes a destinos vacacionales durante el otoño 2020 no fueron los causantes del repunte pandémico.
“En la segunda ola, las infecciones relacionadas con los viajes sólo jugaron un papel subordinado y predominó la transmisión autóctona por parte de los locales”.
Esto es lo que concluye el RKI, cuando todo apuntaba a que los numerosos viajes a destinos vacacionales contribuyeron a la propagación del coronavirus.
La Asociación Alemana de Viajes, DRV, cuyo presidente considera que la industria de viajes ha sido una de las más afectadas por la pandemia y está al borde del abismo, acepta con gusto esta valoración.
Si bien el RKI establece que el bajo número de infecciones reportadas en España y Francia también podría deberse a que ambos fueron clasificados como áreas de riesgo en una etapa tardía y, además, las pruebas no eran obligatorias, el DRV enfatiza que los viajes vacacionales, y sobre todo el clásico viaje organizado, contribuyeron de manera muy baja a la infección en Alemania.
El estudio no sólo analiza el pasado
Al señalar que las pruebas PCR seguirán siendo extremadamente importantes para quienes regresen de un viaje, este estudio es aceptado positivamente por la industria de viajes.
Ralph Schiller, director del operador turístico FTI, enfatiza en el periódico “Süddeutsche-Zeitung” que en el futuro los viajeros tendrán que ser evaluados antes y después de la salida.
Esto también se hizo en 2020 y de los 80.000 turistas en Turquía que se sometieron a pruebas de PCR, sólo el 0,3% (alrededor de 250 personas) dieron positivo. Dicha cifra se atribuye a las estrictas normas de higiene de los hoteles.
El DRV pide ahora un plan para reiniciar el turismo que incluya pruebas sistemáticas y estratégicas. “Los políticos tienen que tener confianza y hablar con nosotros”, exige el jefe de la FTI, Schiller, y al mismo tiempo hace una promesa:
“Haremos todo lo posible para asegurarnos de que no aumente el número de infecciones causadas por los viajes de vacaciones”.
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